La conducta humana está, en parte, determinada por leyes físicas, las mismas leyes que rigen totalmente la conducta del átomo De estos elementos, el biológico es, quizás, el más desconocido y es el objeto de la neurociencia con el estudio del cerebro. Es en el cerebro donde debemos buscar las causas fundamentales de este tipo de conductas y de todas las conductas; por eso, el cerebro debería ser objeto de estudio obligado de cualquier disciplina; de él depende, en última instancia, toda nuestra conducta, toda nuestra visión del mundo y toda actitud hacia la vida.
Quizás el mundo fuera distinto si conociéramos el funcionamiento del cerebro en interacción con el cuerpo. Existe una relación directamente proporcional entre el conocimiento del cerebro y el conocimiento de las posibilidades de desarrollo como individuos. En la medida que conozcamos más la organización y funcionamiento de nuestro cerebro y de nuestro sistema nervioso, estaremos más capacitados para conocer todas nuestras inmensas capacidades para desarrollarnos como especie humana. En él se encuentran las bases de nuestra agresividad, del odio, del amor, de la envidia, de la mediocridad, de la imbecilidad, en fin, de todas las pasiones humanas. No es cierto que, cuando nacemos, nuestro cerebro es como una tabla rasa (tanquam tabula rasa).
Los individuos, hombres y mujeres, poseemos distintas habilidades y esto nos hace diferentes unos a otros; no se trata de que unos sean superiores a otros, simplemente somos distintos. Cada persona hereda unas capacidades más desarrolladas que otras, y, por lo tanto, los resultados tendrán que ser distintos. Pensar que para tener éxito en la vida depende de la voluntad de las personas y de las oportunidades que se le presenten, es una forma de pensar poco seria.
En resumen, la conducta imbécil y mediocre es producto de la interacción de factores ambientales y genéticos; sin embargo, el entorno por sí mismo no actúa mecánicamente, sino que depende de cómo el individuo interiorice ese entorno; es decir, de cómo la persona interprete una experiencia determinada y esta interpretación dependerá del significado que el mismo sujeto le asigne, de forma consciente o inconsciente.
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